Una Jornada Espiritual

Mi último viaje, fui a reunirme con mi guía y maestro espiritual, me llevó a preguntarme ¿Dónde encontramos a Dios? Siempre estamos en búsqueda de entender el misterio de nuestra existencia, explorando con nuestra mente y nuestro intelecto, esa sensación de espacio infinito para encontrar nuestro centro, origen y balance. Una vez percibiendo esta sensación, podemos encontrar a la divinidad.

Encontrar nuestro centro, nuestro origen y nuestra misión en la vida, es el propósito de esa búsqueda continua.

“Para mí, crecer en la madurez espiritual es ser menos consciente de uno mismo y ser más consciente de Dios».

– Mark Batterson

Bienvenidas y bienvenidos a nuestro espacio de Reiki con Tais.

Desde que era pequeña tuve una curiosidad inmensa acerca de las muchas formas en que el ser humano busca, honra, describe y representa a Dios.

Siempre me confundió algunas descripciones y representaciones de su amor, misericordia justica, los atributos a esas representaciones y en donde encontrarlo.

Nací, crecí y fui educada en colegio católico, así que la representación de Dios en mis medios fue Jesús, hijo del padre celestial. Aprendí un poco sobre la vida de Jesús, sus enseñanzas, su misión y su muerte tal como la iglesia católica lo enseña; admiré su rebeldía y desafío a las grandes autoridades de su iglesia, así como sus enseñanzas de justicia social su sencillez y simplicidad de vida; ¡me gustaría haber vivido en esa época!

Cuando era una adolescente mi padre fue asesinado; las preguntas e inquietudes acerca de Dios volvieron a surgir en mí y comencé nuevamente a observar las muchas formas como el ser humano, a través de religión busca a Dios, pero no podía encontrar una respuesta que llenase y satisficiese mi sed de entender las atrocidades cometidas por seres humanos. He llegado a mi propia conclusión de que religión y espiritualidad son dos caminos diferentes de encontrar a Dios, y cada persona tiene la libertad de escoger.

Espiritualidad, es una dimensión que incluye cuestionamiento sobre el significado, sentido y propósito de la vida, conectividad con los otros, la naturaleza; es la búsqueda de lo sacro o lo divino a través de cualquier experiencia de vida y una relación más estrecha con Dios o un ser supremo espiritual, algo superior a uno mismo.  Trascender el significado y el fin de la vida, reconocer esa fuerza vital interior, y comunión con otros y con la naturaleza.
“Una persona se categoriza como espiritual en la medida que trata de encontrar o relacionarse con aquello que percibe como sagrado” (Frankl 1965).  “La cualidad que impulsa al ser humano a trascender y a darle un propósito a su existencia buscando los medios necesarios para lograr estos objetivos mediante una vinculación significativa con dios sea cual fuese la concepción que se tenga de él, es espiritualidad” (Ross, 1995).

Religiosidad, se refiere a la adherencia a un conjunto de creencias y prácticas de una institución religiosa organizada. No es necesariamente a través de la religión o sus instituciones, que se encuentra a dios ya que esa divinidad está dentro de nuestro ser interno, hay que cultivarla.

Es el hombre una creación de Dios, o es Dios una creación del hombre” refiriéndose a lo que es, fue y será el infinito Cosmos, que al contemplarlo nos deja perplejos y sentimos como si una corriente atravesase nuestra espina ante ese gran misterio”.

– Carl Sagan. Del libro “Cosmos”, describiendo la necesidad del hombre de encontrar la Divinidad.

Siempre estamos en búsqueda de entender el misterio de nuestra existencia, explorando con nuestra mente y nuestro intelecto, esa sensación de espacio infinito para encontrar nuestro centro, nuestro origen y balance; y es ahí, tratando de descifrar el misterio de nuestra existencia donde buscamos a dios a través de instituciones para que nos de la respuesta a lo inexplicable.

Por lo tanto, encontrar nuestro centro, nuestro origen y nuestra misión en la vida, es el propósito de esa búsqueda continua; para experimentar la Divinidad, para llegar a ese vacío en el infinito que contiene esa luminosidad y perfección de la cual somos parte.

Reconocer que somos esa luz brillante es un largo camino que quizás los grandes místicos han trascendido entrando en el silencio; lo han alcanzado lentamente a través de la meditación, y contemplación. Cultivando diariamente la práctica de meditación han ido más allá; sus enseñanzas pueden guiarnos un poco, si es que practicamos con diligencia y las cultivamos a diario. Ellos han encontrado el dios de paz, amor, alegría infinita y compasión, han ido más allá del ego y han experimentado completa liberación, han abierto sus corazones y han experimentado el misterio de ese Cosmos infinito y manifiestan la luminosidad de su verdadero ser y esa luminosidad la irradian en todas sus acciones.

Hace poco tuve un encuentro en Europa con Frans Stiene, mi maestro de Reiki, y creo haber confirmado algo de este sentir. No hay palabras para explicar la experiencia de estar en la presencia de un ser que vive, expresa y representa los preceptos y enseñanzas de Mikao Usui. Su plena sencillez, claridad, humildad y alegría contagiosa se manifiesta de inmediato. Sus instrucciones y enseñanzas fueron simples y directas y así es siempre. “Siéntate y medita, guarda una postura correcta y simplemente conéctate con la divinidad por medio de la respiración usando uno de los métodos ensenados en Reiki I:  Yoshin Kokyu Ho; luego aplica sanación en ti, y comparte tu luminosidad con todo ser viviente”. Es allí donde nos conectamos con nuestro verdadero ser, es allí donde esa energía despierta compasión, claridad amor incondicional y nos hace Uno con el todo encontrando nuestro propósito.

¿Demasiado sencillo verdad? Lo único que necesitamos es seguir el camino hasta sentirnos Uno con el universo y todo ser viviente, perseverando y cultivando diariamente abrimos nuestra mente y corazón al gran misterio, y encontramos en el camino esas enseñanzas y “maestros” que por largos años, y a través de disciplina, silencio y meditación han encontrado su divinidad y luminosidad, y profesan una reverencia indescriptible por todo ser viviente y un amor incondicional.

Para mí, llegar a experimentar y poseer esas virtudes es comulgar con la divinidad, encontrar a Dios. Esto se logra cultivando y practicando meditación.

¿Quieres aprender a meditar? Escríbeme, estaremos felices de compartir nuestra luz contigo.

En amor y paz.

Ana Tais

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